Países europeos que luchan por ley contra el desperdicio de alimentos
El desperdicio de alimentos es uno de los grandes problemas globales. En Europa, se pierde hasta un 20% de toda la comida que se produce, lo que equivale a un 88 millones de toneladas perdidas por año. Por ello, varios países europeos están empezando a tomar acciones legales para evitar este desperdicio con diferentes estrategias bajo el amparo de la Unión Europea. Te contamos desde el primer país en desarrollar una ley en Europa hasta lo que está pasando en el nuestro.
Estrategia global y europea
En 2015, las Naciones Unidas lanzaron los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), una llamada urgente a la acción por un mejor futuro en lo económico, social y medioambiental. Dentro de estos objetivos, la prevención del desperdicio de alimentos fue incluida en el objetivo número 12.3 para reducir a la mitad el desperdicio de alimentos en 2030. Sin embargo, ya en 2008 la Unión Europea incluyó la prevención del desperdicio alimentario dentro de la Directiva sobre gestión de residuos, con el objetivo de establecer un marco jurídico sobre el tratamiento de residuos en la UE para el año 2013. Esta Directiva fue revisada en 2018 para incrementar la ambición para todo el ciclo de producción de alimentos.
Además, dentro de la estrategia por una economía circular europea se desarrolla la plataforma “EU platform on food losses and food waste” (plataforma europea sobre pérdidas de alimentos y desperdicio alimentario) siguiendo la línea de las Naciones Unidas, para combatir el desperdicio alimentario compartiendo información, mejores prácticas y estrategias clave.
Países pioneros
Francia es conocida por ser el primer país europeo en crear una ley para la lucha contra el desperdicio de alimentos, ley 2016-138 “relative à la lutte contre le gaspillage alimentaire”. Los supermercados están obligados por ley a tener un acuerdo con diversas organizaciones benéficas para donar los alimentos en buen estado que no se vendan, y su incumplimento está penado. Ahora, la nueva modificación “por el equilibrio de las relaciones comerciales en el sector agroalimentario y por una alimentación sana y durable” quiere regular las ventas a pérdida, promover el consumo local y establecer normas para evitar el maltrato animal.
Seis meses después de que la ley francesa entrase en vigor, Italia siguió el ejemplo con la conocida ley “despilfarro cero” que, aunque tiene penalización como la francesa, busca incentivar la donación de los alimentos. La ley básicamente facilita el proceso de donación de comida, aclarando la diferencia entre el etiquetado de caducidad y consumición preferente, y facilitando los trámites burocráticos y reduciendo el coste para aquellos productores que donen su excedente.
Alemania también se une al resto de iniciativas europeas, ya que su ministerio de agricultura ha declarado el objetivo de reducir a la mitad los desechos de alimentos para el año 2030. Por eso, han lanzado una nueva iniciativa llamada “too good for the bin” (demasiado bueno para la basura) que pretende cambiar la mentalidad de la población acerca del desperdicio de alimentos con información, financiamiento a la investigación y propuesta de medidas voluntarias. Además, su Ministro de Agricultura quiere ir más allá retirando las etiquetas de consumo preferente y hasta incorporar un empaquetado inteligente con un chip que analice el contenido para informar sobre su estado al consumidor.
La situación en España
Desde el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación también se apoya la iniciativa de reducir el desperdicio alimentario. En 2013 lanzaron la estrategia “más alimento, menos desperdicio” con un programa para la reducción de las pérdidas y el desperdicio alimentario concienciando a todos los sectores de la sociedad. Sus estrategias se basaron en aumentar la información disponible y, para ello, han desarrollado como con guías prácticas para consumidores o centros educativos, entre otros materiales. Sin embargo, no existe ningún marco legislativo que prevenga el desperdicio alimentario a todos los niveles.
Por otro lado, la Xunta de Galicia ha impulsado un proyecto contra el desperdicio alimentario bajo el lema "love food not waste", firmando un convenio con el sector de la hostelería en 2017. Se ofrecerá a los clientes la posibilidad de llevarse la comida no consumida para su posterior aprovechamiento, todo en recipientes y bolsas reutilizables y/o biodegradables. Además, una nueva modificación obliga a retirar los plásticos de un solo uso en restaurantes para 2020. De esta forma, no sólo se busca reducir el desperdicio alimentario en la Comunidad Autónoma, sino concienciar a la población y cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible.
En Cataluña, el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) ha elaborado una propuesta para reducir el desperdicio alimentario en la región. Su propuesta, presentada en 2016 en el Parlament, no salió adelante, aunque incluía todos los agentes de la industria con el objetivo reforzar los circuitos de donación, recuperar el valor de los alimentos y reducir su huella ecológica. Ahora, esta propuesta se ha presentado de nuevo incluyendo más aportaciones, como la imposición de un Plan Estratégico de Lucha contra el desperdicio alimentario o convenios con entidades sociales para las empresas organizadoras de caterings. Ahora las empresas deberán tener un plan de reducción del desperdicio alimentario, con unos parámetros establecidos y fáciles de medir y seguir.
La propuesta, que espera a ser tramitada, no sólo sería pionera en España, sino mucho más ambiciosa incluso que las existentes en países europeos como Francia o Italia, discutiendo un régimen sancionador al igual que medidas que incentiven las buenas prácticas. Desde aquí, esperamos que tanto más comunidades como nuestro Gobierno se unan a la lucha contra el desperdicio alimentario.
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